Al visitar a tu dentista dos veces al año, previenes enfermedades y evitas tratamientos más complejos y costosos.
- Reduces el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares
- Los pacientes con algún tipo de enfermedad en las encías tienen entre un 25 y un 50% más de posibilidades de padecer un trastorno cardiovascular.
- Aumentas la calidad y “cantidad” de vida
- Poder comer de todo, no sufrir por tu boca y lucir una sonrisa sana, forma parte de una vida saludable y de calidad. Esto in uye de forma positiva en la esperanza de vida.
- Disminuyes la gravedad de las enfermedades metabólicas, como la diabetes
- La enfermedad periodontal, además de provocar la pérdida de dientes, también puede afectar a la diabetes, perjudicando el control del azúcar en sangre.
- Permites la detección temprana de enfermedades graves
- Visitar periódicamente al dentista permite a los profesionales detectar lesiones malignas o premalignas en la boca y alertarnos así de un problema de salud grave, como puede ser el cáncer oral.
- Haces posible una tercera edad plena y saludable
- Muchos de los problemas bucales que se achacan a un deterioro natural no son propios de la tercera edad. La falta de dientes o las prótesis mal ajustadas generan problemas de salud que pueden y deben ser detectados y solucionados.
- Educas en salud y permites el correcto desarrollo bucal en los niños
- La visita al dentista cada seis meses desde que se es bebé, contribuye a crear hábitos saludables en la infancia y en la adolescencia. Además, el dentista puede corregir a tiempo problemas dentales que se agravan con la edad.
- Evitas partos prematuros durante el embarazo
- Existe una clara relación entre las enfermedades periodontales y el nacimiento adelantado del bebé. Por esta razón, el cuidado de la salud bucodental durante el embarazo es muy importante para las futuras madres.
- Detectas enfermedades renales
- Las enfermedades renales pueden ser detectadas en una revisión odontológica ya que, cuando los riñones no funcionan bien, se suele tener mal aliento y un sabor desagradable en la boca.
- Favoreces un descanso y un sueño más reparador
- Controlar el bruxismo, o el hábito de apretar y/o rechinar los dientes, evita dolores de cabeza, contracturas cervicales, tensión, sensibilidad dentinaria e insomnio.