La periodontitis también se asocia a un mayor riesgo de ceguera

La periodontitis o ‘enfermedad de las encías’, comúnmente conocida como piorrea, es una patología básicamente caracterizada por la inflamación y sangrado de las encías. Una enfermedad que, en caso de no ser tratada, no solo provoca la destrucción de la masa ósea que sustenta las piezas dentales –lo que conlleva a la pérdida irreversible de los dientes–, sino que se asocia a distintas patologías muy graves y potencialmente mortales. Es el caso, entre otras, de las enfermedades cardiovasculares, de la diabetes o de distintos tipos de cáncer. Pero aún hay más. La periodontitis crónica también puede provocar una pérdida de la visión e, incluso, la ceguera. Y es que como han demostrado numerosos estudios, también se asocia a la degeneración macular asociada a la edad (DMAE). Y ahora, investigadores de la Universidad de Augusta (EE.UU.), han descubierto el porqué de esta asociación.

Como explica Pachiappan Arjunan, director de esta investigación presentada en el marco de la XLVII Reunión Anual de la Asociación Americana para la Investigación Dental (AADR) que se está celebrando en Fort Lauderdale (EE.UU.), «nuestro trabajo es el primero en demostrar la asociación entre la infección por un patobionte oral y la patogénesis de la DMAE y que ‘Porphyromonas gingivalis’ puede invadir las células epiteliales del pigmento retinal humano y aumentar la expresión de genes relacionados con la DMAE».

 

 

Alteración de la regulación genética

La DMAE es una de las principales causas de pérdida de visión en la población mayor de 50 años. De hecho, y junto al glaucoma y las cataratas, constituye la primera causa de ceguera en todo el mundo. Y es que si bien los afectados cuentan desde hace una década con tratamientos para frenar su progresión, aún a día de hoy no existe ningún tratamiento capaz de curarla.

Concretamente, la DMAE se produce por una degeneración progresiva de la parte central de la retina –el área conocida como ‘mácula’– por la acumulación de depósitos de materiales extracelulares denominados ‘drusas’ –DMAE seca o atrófica– o por el crecimiento anómalo de vasos sanguíneos –DMAE húmeda o exudativa–. El resultado es que los afectados pierden gradualmente su visión central –que no así la periférica– y, por tanto, su capacidad para leer, conducir, ver la televisión o reconocer las caras de las personas.

‘Porphyromonas gingivalis’ puede invadir las células epiteliales del pigmento retinal humano y aumentar la expresión de genes relacionados con la DMAE

Llegados a este punto, ¿cómo se explica que la periodontitis pueda estar relacionada con la DMAE? Pues la verdad es que no se sabe. De hecho, el título del nuevo estudio es bastante explicativo: ‘Investigando la enigmática asociación entre la inflamación periodontal y la degeneración de la retina’. Pero parece que este trabajo ha encontrado el nexo de unión entre ambas enfermedades: la bacteria ‘P. gingivalis’, microorganismo simbionte, esto es, que vive en ‘simbiosis’ en la cavidad oral pero que en determinadas situaciones puede desencadenar una patología –de ahí el término ‘patobionte’.

En el estudio, los autores utilizaron cultivos de células epiteliales del pigmento retinal humano y los infectaron con distintas cepas de ‘P. gingivalis’. ¿Y qué pasó? Pues que de acuerdo con los resultados, la cepa 381 de la bacteria fue muy eficaz a la hora de infectar las células. Pero aún hay más. La técnica de reacción en cadena de la polimerasa cuantitativa (qPCR) reveló que la infección incrementó la expresión de genes implicados en la supresión del sistema inmune y en la formación de nuevos vasos sanguíneos –la consabida ‘angiogénesis’.

Más allá de las encías

El siguiente paso fue recurrir a un modelo animal –ratones– al que se le inoculó la bacteria ‘P. gingivalis’ directamente en la retina. Y en este caso, los resultados mostraron que la inyección provocó la aparición de efectos asociados a la DMAE.

Entonces, ¿puede afirmarse que ‘P. gingivalis’ causa, además de la periodontitis, la DMAE? Pues no. Los resultados solo muestran una asociación, no una relación del tipo ‘causa y efecto’. Sin embargo, los autores han llevado sus estudios más allá y publicarán próximamente un artículo en el que, efectivamente, se describe el papel causal de esta bacteria en la patogénesis de la DMAE.

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